Quizás puede echarte para atrás en un principio. Puedes pensar que el barco puede ser un sitio poco seguro, que el mar es peligroso a cierta distancia de la playa… Pero lo cierto es que navegar con niños, con tus hijos y sobrinos, puede ser una experiencia realmente fascinante.
Lo primero que tienes que tener en cuenta es que los barcos de charter -no alquiles un barco pirata- cumplen con todas las normativas de seguridad a bordo. Disponen de chalecos salvavidas para todas las tallas -los hay especiales para niños pequeños-, hay un botiquín a bordo para tratar quemaduras, insolaciones, golpes, cortes… ¡Como en tu propia casa!
Entre un velero y un catamarán, yo te recomiendo elegir el catamarán. Al tener dos cascos, es mucho más estable (casi como una balsa), no tiene ceñida y es raro que tus hijos se mareen. Puedes leer aquí nuestro artículo Ocho infalibles remedios contra el mareo a bordo.
Lo tercero: a los niños va a ser muy difícil sacarlos del mar. Generalmente encontraréis a bordo del catamarán un sinfín de colchonetas, hinchables y demás accesorios náuticos que harán las delicias de los más pequeños: tablas de surf, gafas y aletas…
